ANTECEDENTES.
El American Folk Art Museum, por ser una institución pequeña y al contar con un terreno reducido para ubicar su sede en la Ciudad de Nueva York, siempre se le complicó la colindancia con el edificio del MoMA; esta situación implicó que la decisión de establecerse en ese lugar se postergara por un tiempo. Desde los años 70s, y 80s, se encargó al arquitecto Emilio Ambaz, proyectar un edificio de uso mixto, museo y torre de oficinas. El proyecto causó impacto, pero no se llegó a realizar.
En 1997, la institución encarga el proyecto a los arquitectos neoyorquinos Tod Williams y Billie Tsien, que a la fecha sólo tenían una obra en Nueva York, una casa realizada en un terreno con características similares, la cual se convirtió en uno de los referentes iniciales en la concepción de la fachada del museo. La condición que les impusieron, fue que «el edificio del museo fuera sólo un poco más grande que una casa de la ciudad.» Los arquitectos tenían ante sí dos problemas. El primero, contar con un espacio comprimido, con un frente reducido a la calle. El segundo problema, demandaba que la expresión externa, la fachada, se distinguiera de su vecino el MoMA, y del contexto urbano.
La respuesta al problema fue brillante, algunos críticos consideran al museo, muy próximo en calidad arquitectónica al Guggenheim de Wright. Como aciertos se pueden mencionar la amplitud de los espacios interiores, a escala monumental en contraste con la reducida escala del edificio y la solución de la fachada.
PRIMERA IMPRESIÓN
Al caminar por la acera en dirección al famoso MOMA de Nueva York, de pronto se descubre este edificio, que causa un impacto visual por su fuerza expresiva, derivada de su expresión externa, donde la presencia escultórica de las superficies cerradas de la fachada, recubiertas de placas metálicas, logran un efecto novedoso e insólito. Esta experiencia, se da únicamente para quienes están acostumbrados a ver y disfrutar la arquitectura.
Se acepta que la arquitectura es para todos, sin embargo, tal parece que al igual que la música o la pintura, se disfrutan y se comprenden mejor, si existe una educación previa, lo que Bruno Zevi mencionaba como el «saber ver la arquitectura».
Paul Valery, en su libro «Eupalinos o el Arquitecto», dice: ¿no has observado, al pasearte por esta ciudad, que entre los edificios que la componen, algunos son mudos, los otros hablan y otros, en fin, los más raros, cantan?.
Esto viene a ser un claro ejemplo de lo anterior, en donde el edificio, como un texto literario, transmite un mensaje elocuente y poético a través de su expresión externa.
ANÁLISIS.
Concepto arquitectónico.
La concepción de la fachada, surgió del arte japonés de plegar papeles, conocido como origami, para producir una «escultura handcraftes».
Significado y carácter.
El edificio se percibe como un objeto de arte, por su forma y materiales. En cuanto al carácter, la fachada no explicita claramente la actividad que se realiza en el espacio interior, exposición de arte «folk», sin embargo, sí se expresa de manera implícita, a través de los materiales y la tecnología constructiva empleada, que remiten a una manufactura artesanal.