argentina y el psicoanlisis

Vivi en el año 1997 en Buenos Aires. Fue un viaje lleno de incertidumbre, periodo de Menen que muchos conocen. Su primera irregularidad fue convertir el peso a una unidad de dolar. Lo cual hizo arruinar al pais como una estrella fugaz que cruza el firmemento. Pero a mi me tomo el cambio como si a una Paris latina fuera. En aquel periodo desayunar te costaba 3 dolares o un apartamento 1000 pesos al mes. Una ruina total con los recursos que fui que no fueron pocos. Me había comprometido en mi recetario de sueños acudir a Argentina cuando las condiciones lo impusieran y mi vida fuera un infierno difícil de salvar. Allí encontraría paz y las dos maneras de vivir, siempre mirando al precipicio junto al sendero por donde andas. Buenos Aires es la ciudad soñada, la Manhatan latina donde fluyen fuerzas de raíces hispanas, árabes, judias, italianas… y sin rencores intentan hacer de esta mezcla y su territorio una nación.

El articulo que transcribo de Martin Varsavsky sobre psicoanalisis que me resulto de interes.

Por qué los seguros médicos argentinos no pagan por el psicoanálisis

Es difícil comprender el entusiasmo de los argentinos con el psicoanálisis, pero cabe decir que el psicoanálisis es tan común en Buenos Aires como la odontología en Madrid. Así como en España se opina que todo el que puede tiene que ir al dentista, en Argentina se cree lo mismo del psicoanálisis. Por lo menos es así en la Argentina a la que pertenecía yo y que veo cuando visito mi país natal. Y ¿qué es el psicoanálisis? Según el sitio de la Asociación Psicoanalítica Argentina el psicoanálisis es:

una disciplina científica que estudia, investiga y describe el alma humana : cómo se forma, cómo se desarrolla, cómo está estructurada y cómo funciona. Todo esto en sus aspectos así llamados “normales” o sanos. Y también cómo se enferma . . . y cómo se cura.

Es decir que cientos de miles de argentinos, digamos los más pudientes, ya que el psicoanálisis es muy caro, van a un doctor para que les cure el alma. Nada más y nada menos que el alma. Y a esta disciplina que cura el alma la llaman “científica”. La verdad que si yo me hubiera tomado el trabajo de leer entender cómo describían los psicoanalistas a su propia profesión no hubiera dedicado muchos años de mi vida a la terapia psicoanalítica. Pero creciendo judío en Argentina el psicoanálisis era como nuestra religión, especialmente para los no creyentes en la religión. Suena difícil de creer, pero me llevó muchos años de acostarme en un diván y pagar 100 euros la hora para y que no me digan nada a cambio, para entender que el psicoanálisis es más cuestión de Fé que de ciencia. Y yo perdí la Fé.

Aún estamos muy lejos de entender la relación entre el cerebro y la mente, pero dudo que las respuestas lleguen de la boca del psicoanálisis que es un grupo de teorías incoherentes e incapaces hacer lo que la ciencia hace, predecir resultados. Es más, diría que las pocas veces que el psicoanálisis hace bien es porque es un período de tiempo que el paciente le dedica a pensar sobre sus problemas y no tanto porque el analista diga tal o cual cosa (en general dicen muy poco, lo que le da al asunto un aire de misterio, especialmente cuando el paciente está acostado en el diván).

El éxito del psicoanálisis, terapia casi inexistente en otros países (la Asociación Psicoanalítica de Madrid por ejemplo tiene solo 117 miembros), pero mayoritaria en Argentina, es difícil de comprender. El psicoanálisis es especialmente caro (tengo parientes mayores que han gastado más de lo que cuesta una casa en su terapia), requiere un nivel de dedicación incompatible con la vida moderna y demora más que un título universitario. Sin embargo, en Argentina mis amigos acuden al psicoanalista con la pasión que otros dedican a los estudios universitarios. El resultado es inexplicable para los que no son argentinos. Por ejemplo, frecuentemente contarle un problema personal a un amigo argentino es inútil porque siempre se llega al “¿y hablaste de esto en terapia?”, y si uno dice que no tiene terapeuta te miran con cara como de “¿hasta cuando vas a seguir negando tus problemas?”. Es como si la gente no quisiera meterse a darle un consejo a un ser querido, no sea cosa que “interfiera con su terapia” algo que sin duda dificulta la amistad, las relaciones de pareja y las familiares. Pero si esto te estresa y terminas peleándote con tu hermana/pareja/padre al sentir que no te ayudan no te preocupes, que rápidamente ellos te propondrán una “terapia vincular”, o sea más terapia, pero en grupo, para superar esta crisis. Porque creanlo o no el psicoanálisis no solo es la ciencia del alma, sino de cómo estas almas se relacionan y los psicoanalistas han encontrado otro nicho lucrativo en el tema de los “vínculos” que parece que requieren terapia aparte.

Así es como muchos amigos argentinos tienen más de una terapia al mismo tiempo y terminan diciendo “esto lo tenés que ver en tu terapia” y así saltan de una a otra. La creencia que una buena charla entre amigos puede resolver diferencias parece tener tanto éxito como la de casarse sin consultar abogados en USA. Imposible. Quizás lo que distingue la Argentina de otros países es que en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y otros el psicoanálisis fue, pero en la Argentina, aún es y el resultado no es bueno.

Al psicoanalizado se lo reconoce por ser muy egocéntrico, capaz de decirle cualquier barbaridad al prójimo porque “descargarse es bueno”, y con un comportamiento similar al de las series de televisión cuando interrumpe una charla emocionante para decir que tal o cual tema “mejor lo trato en terapia”. Y te deja colgado. Quizás una ventaja de la terapia psicoanalítica es que en Argentina hay menos abuso de los psicofármacos, ya que los psicoanalistas parecen creer que la medicación es un fracaso personal. Supongo que porque el paciente medicado ya no quiere ir más a terapia, se siente bien. Y luego está el aburridísimo tema de los sueños. Los psicoanalistas parecen haber encontrado que la gente quiere contar sus sueños, pero nadie los quiere escuchar y se hacen pagar por ello. Y parece que no solo los psicoanalistas cobran por escuchar e “interpretar” sueños, sino que además se escuchan sueños entre ellos.

La Sociedad Psicoanalítica Argentina, publica hoy en su portada el primer sueño de la vida de su directivo Andres Rascovsky (a quien conozco porque le alquilaba su casa de Punta del Este).

Aquí va

Tendría 6 o 8 años
Yo provenía de otro mundo,
Estaba en éste pero tenía que encontrar a mis aliados,
Se parecían a la gente pero tenían algún signo que los diferenciaba y yo lo desconocía,
Aun así tenía que encontrarlos,
No sabía cómo
Teníamos una tarea,
Había que salvar el mundo,
seguramente era la elaboración de cierta individualidad o de cierta soledad
Tenia que salvar mi mundo
Pero era también esa tarea reparatoria de la conquista.

(bostezo)

Si, ya sé, los psicoanalisados me dirán que soy un desagradecido, que no tuve una buena terapia, que soy un negador, que la terapia es muy útil. Pero aunque si agradezco a mis terapeutas, la Dra Maria Luisa Muñoz, de Madrid, y el Dr Leon Chattah, de Nueva York, porque me daría vergüenza decir que perdí 13 años de mi vida en diversas terapias, mi opinión general es que si resulta que algunas de las cosas que “descubrió” Freud son verdad, será más casualidad que otra cosa. Leí también a Freud y me parece absolutamente ridículo cuando la gente lo compara, por ejemplo, a Einstein. Pero el resto de la sociedad, mismo en Argentina, parece creer que el psicoanálisis no tiene ventajas para la salud ya que ningún seguro médico cubre una terapia psicoanalítica.

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