Work- Shop Internacional con Pablo la Roche, José Manuel Almodóvar e Ismael Domínguez.
Expo y Conferencias sobre Tecnología y Medio Ambiente.
La casa americana de posguerra constituye una importante referencia de
la historia arquitectónica moderna, que conjuga el sentido del pragmatismo local
con el espíritu de las vanguardias europeas. Su desarrollo viene propiciado por la
aparición de la sociedad de la información y la consolidación del consumo como
ideología. La extensión del proyecto residencial moderno diversifica geográfica y
argumentalmente las líneas de actuación, cuya constante reelaboración posibilita
una mejor adaptación a la multiplicidad perspectiva de un entorno variable.
El crecimiento tuvo distintas fuentes: el estímulo económico debido
a los gastos públicos en gran escala para la Segunda Guerra
Mundial ayudó a ponerlo en marcha y dos necesidades básicas de
la clase media ayudaron mucho a mantenerlo en movimiento. El
número de automóviles fabricados al año se cuadruplicó entre
1946 y 1955. El auge de la construcción de viviendas, alentado en
parte por las facilidades concedidas a los ex combatientes para la
obtención de hipotecas, fomentó la expansión. El aumento de los
gastos de defensa hizo también su aportación a este respecto
cuando la Guerra Fría se recrudeció.
También otros estadounidenses mudaron de residencia. Las
regiones del oeste y el suroeste crecieron cada vez más de prisa y
esa tendencia continuó hasta el final del siglo. Las ciudades de la
Franja del Sol, como Houston, Texas; Miami, Florida; Albuquerque,
Nuevo México; y Phoenix, Arizona, se expandieron de prisa. Los
Ángeles, California le ganó la delantera a Filadelfia, Pennsylvania,
como la tercera ciudad más grande de EE.UU. y luego sobrepasó a
Chicago, la metrópoli del medio oeste. El censo de 1970 demostró
que California había desplazado a Nueva York como el estado más
grande de la nación. En el 2000, Texas ya se había adelantado a
Nueva York y ocupaba el segundo lugar.
Un movimiento demográfico aún más importante hizo que los
estadounidenses emigraran del centro de las ciudades a nuevos
suburbios donde las familias más numerosas, surgidas en la
posguerra a raíz del auge de nacimientos, esperaban hallar
vivienda a precio accesible. Urbanistas como William J. Levitt
construyeron nuevas comunidades — donde todas las casas tenían
el mismo aspecto — con las técnicas de la producción en masa.
Las casas de Levitt eran prefabricadas — parte del montaje se
hacía en la fábrica y no en su ubicación definitiva — y modestas,
pero los métodos de Levitt abatieron los costos y permitieron que
nuevos propietarios se adueñaran de una parte del sueño
norteamericano.
Cuando los suburbios crecieron, las empresas se mudaron a las
nuevas áreas. Grandes centros comerciales que reunían una gran
variedad de tiendas cambiaron los hábitos de consumo y su
número aumentó, de ocho al final de la Segunda Guerra Mundial a
3.840 en 1960. Con cómodos estacionamientos y horarios
vespertinos accesibles, esas instalaciones permitían que sus
clientes nunca tuvieran que ir de compras al centro de la ciudad.
Una consecuencia infortunada de esto fue el "abandono" del centro
de las ciudades donde antes había tanta actividad.
Nuevas autopistas brindaron mejor acceso a los suburbios y sus
tiendas. La Ley de Carreteras de 1956 dispuso la asignación de
26.000 millones de dólares, la más cuantiosa destinada al rubro
de obras públicas en la historia de EE.UU., para construir más de
64.000 kilómetros de carreteras interestatales de acceso limitado y
comunicar entre sí a todas las regiones del país.