Restaurante en los jardines de los Reales Alcázares

I Taller Internacional de Arquitectura “Construir en lo construido” con Guillermo Vázquez Consuegra

El restaurante aparece en los jardines como una pieza silenciosa, tallada, y elevada sobre el suelo, creando un espacio oculto pero abierto en el que están las terrazas.

La imagen exterior del edificio se compone de una piel continua de chapa perforada negra y del vacío entre el edificio y el suelo. la separación entre perforaciones se modifica para controlar la opacidad del cerramiento. desde la distancia, las perforaciones son imperceptibles, y la fachada aparece opaca por el día; por la noche, las perforaciones se desvelan. La configuración del edificio hace que no sean necesarias ventanas ni puertas en la fachada, con lo que en su percepción desde el exterior, aparece como un objeto a-escalar, que va desvelando sus secretos en el proceso de aproximación.

La actuación en los jardines donde se asienta el edificio se basa en eliminar los elementos que, añadidos tras la estructura de huerta de naranjos, carecen de valor. El resultado es un jardín de naranjos, denso, en el que se disponen dos senderos para llegar a la rampa de acceso. Las grietas drenantes del suelo evitan que los patios se inunden, evacuan las aguas de lluvia y, al estar iluminadas desde el interior, hacen usable el entorno del restaurante por la noche.

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