Sevilla (0) Introduccion.

Difícilmente podríamos entender la evolución de la ciudad sin un marco o enfoque amplio de relaciones tanto con el río y la orografía de sus zonas adyacentes –que determinan un amplio espectro de influencias en su evolución– como del contenido vulnerable de una ciudad que nace para ser sitiada y en la mayoría de los casos impuesta por continuas dominaciones. Por ello que era inevitable acudir en primera instancia al final de la historia o mejor dicho al principio del origen de la ciudad. No se podría entender el siglo XVIII de una forma aislada sin un origen y un final a este transcurso evolutivo de continuos crecimientos y decrecimientos demográficos, continuas crecidas e inundaciones del río o las influencias políticas y sociales que determinan tanto el urbanismo como la generación de recursos de su sociedad. Desde la raíz semítica de ―Spal‖, denominación probable de la Sevilla original y cuya denominación parece ser de los habitantes de los Alcores que lo hacían refiriéndose a ―tierras de abajo‖ para nombrar a los habitantes del único montículo, posiblemente aluvión, que se elevaba sobre una zona de paso del río que iba a dar a una zona mas ancha y de amplias mareas salinas que los romanos denominaron Lago Ligustino a la altura de Puebla del Río hasta Sevilla.
La localización de Tartessos (1200-550 a.C) nos viene refrendada por Avieno en la Ora Marítima, donde aparece claramente que esa ciudad se halla asentada sobre una isla en la desembocadura del río del mismo nombre. Supuestamente en la desembocadura se había formado un delta constituido por múltiples islas y diversos brazos del río. Una de esas islas estaría ocupada por Tartessos la mítica ciudad portuaria y capital del reino más antiguo de Occidente. Sabemos por estudios geológicos recientes que en la época a la que se refiere el relato de Avieno (S.VI a.C.) el actual Guadalquivir desembocaba en el denominado ―Estrecho de Coria‖ (cuyos dos vértices serían Caura y Orippo) en un extenso Golfo marino denominado ―Golfo Tartésico‖ que podemos considerar mar abierto y que ocuparía todo el sur de la provincia de Sevilla en una zona que comprendería las Marismas e Islas del Guadalquivir. Las poblaciones tartésicas se hallaban distribuidas en las riveras del Golfo Tartésico y del lago Ligur o Lago Ligustino disfrutando de buenas comunicaciones gracias a la navegabilidad de toda el área. El lago estaba bajo la influencia de las mareas con aguas mixtas saladas-dulces, tenía numerosos caños laterales e islas formadas entre brazos de agua. Este lago tenía un singular y trascendental valor estratégico como vía de comunicación pues además era punto de arranque y destino de la navegación del propio río Tartessos (navegable también en gran medida hasta su cuenca superior mucho más allá de Córdoba).


Situación del estuario aprox. hace 20.000-6.000 años. Esta escotarura marina en el sur de la provincia de Sevilla puede ser observada en mapas de la península a gran escala medievales e incluso hasta del s. XVI.

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