La arquitectura es el resultado de muchas circunstancias, en algunas ocasiones anómalas. La vida de un edificio, de una ciudad, de un proyecto inacabado . Por eso Steve Jobs lo identifica con unir puntos, quizás islas de indefensión, de dramatismo o de «obras son amores y no buenas razones» Pero el resultado de cualquier obra es la inmortalidad y por ello la contribución a la humanidad se premia con ello. El recuerdo imborrable de edificios bellos, armónicos, inductores e inspiradores. Cuando compre mi primer ordenador IBM lo financie a 5 años y su coste en el año 1987 podía rondar los 6.000 euro , quizás tenia unos 20 Mb de memoria en disco. Mucho menos de lo que ocupa este post, así que imagínate hasta que punto la arquitectura debe cambiar. Pero sobre todo con aspectos mas humanistas. Parece lógico en el mundo actual que se pueda apelar a la razón cuando el poder y el avance han venido de la mano de la tecnología y la innovación . Pero la historia, aun justa, se puede interpretar de diversas formas. Y es que la historia de la arquitectura debería ser la primera materia a poner en duda. Su material pedagógico es amplio, pero su parte doctrinaria parece enseñarnos que todo esta contenido alli . Los movimientos formales, los análisis , las criticas…el renacimiento, los movimientos internacionales, los trasvases de cerebros a EEUU… Todos los puntos estan conectados por una maya fina de conexiones, nuestra vida, la del vecino…las obras, nuestros grandes errores. Por eso merece la pena esta leccion de humildad y de acierto en Jobs, sobre todo cuando hablamos de humanismo. Algo tan necesario y que se deberia analizar en el sistema universitario español.